lunes, 22 de agosto de 2011

Mourinho crea una crisis de valores en el Real Madrid.

 The Special One como lo apodó la prensa inglesa en su etapa en el Chelsea, ha sobrepasado lo que el mejor club de fútbol del siglo XX puede soportar. Ha alcanzado el poder omnímodo en la parcela deportiva del Real Madrid, se ha deshecho de todo aquel que le hacía sombra, véase Jorge Valdano, sus directrices se han acatado como dogma de fé por la entidad blanca y sin embargo está defraudando a aquellos que tratan de mantener los valores de este club.
Los resultados deportivos hasta ahora son fantásticos, sino fuera porque se está enfrentando al mejor Barcelona de su historia y al mejor, hasta ahora, club del siglo XXI, e incluso este año podría vencerle pues la distancia entre los dos clubs cada vez parece menor, pero ese no es el problema, el Real Madrid se enfrenta por primera vez a una crisis ética.
En efecto, la serie de clásicos de la temporada anterior y el comienzo de este año con la Supercopa de España ha generado una tensión entre jugadores  y entidades que no se recordaba ni en tiempos de Gaspar, y lo que es peor ésta se ha trasladado a los aficionados gracias a cierta prensa deportiva “de ambos bandos”, que vive de la basura sensacionalista y que poco le importa trasladar la violencia de los campos a la ciudadanía. Si bien esta concatenación de enfrentamientos directos parece ser el origen del estado actual de las cosas, en el desarrollo y acrecentamiento de esta agitación violenta ha tenido un gran papel  D. José Mario dos Santos Mourinho Félix.
                Si bien forman parte del fútbol la agitación, la tensión, el enfrentamiento con el rival deportivo como vía de salida y escape de la rutina diaria del aficionado, esto tiene un límite que “Mou” ha sobrepasado y con ello los valores de un club de fútbol que no sólo forma jugadores de fútbol, sino también personas y que tiene una afición en todo el mundo que quiere verse representada por una entidad que en su himno ya destaca: “Noble y bélico adalid, caballero del honor. A triunfar en buena lid, defendiendo tu color. Enemigo en la contienda, cuando pierde da la mano, sin envidias ni rencores, como bueno y fiel hermano.
               Cada vez más aficionados reclaman que desde la directiva se tome alguna medida o se exponga cuál es el código moral de este gran club para el siglo XXI, ya que la falange de Mourinho en el ojo de un contrario ha servido de dedo acusador de una falta de reflexión interna.

               Si me lo permiten señores directivos, con el derecho que me proporciona el ser aficionado de esta gran entidad y parafraseando a Émile Zola en su famoso texto referido al proceso Dreyfus, yo acuso: “¿Me permitís que, …, me preocupe de vuestra gloria y os diga que vuestra estrella, tan feliz hasta hoy, está amenazada por la más vergonzosa e imborrable mancha?.

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